miércoles, 19 de agosto de 2009

J. Gatsby

Hace un tiempo que salió de su escondite. Permaneció oculto en un lugar extraño, desde el que podía ver sitios tan dispares como Notre Dame, el Manneken Pis, Montmartre o el Siena, entre otros. Desde su perspectiva todos esos sitios se veían sin embargo grises, desdibujados, faltos de algo. En su escondite, que a día de hoy no logra ubicar, pensó, hizo cosas sin sentido, viajó en el tiempo, añoró, esperó, se precipitó…
Le habría gustado jugar a ser Jay Gatsby, buscó la soledad. Soñaba con ser ese héroe anónimo que organizaba fiestas que no contaban con su presencia mientras añoraba revivir el pasado para encontrarse con alguien. Pero el juego era difícil.
Cuando escapó se vieron en la estación. Oyó cosas que le gustaron, cosas que un tiempo atrás creyó que ya no tendría -motivo por el cual huyó- . El gris de su mirada recobró una tonalidad de colores vivos y profundos. Un simple gesto le hizo recobrar algo que aun seguía sintiendo.
Dice no querer volver a esconderse, aunque tampoco sabe ya de ese escondite, pues no tiene fuerzas para volver a añorar.

2 comentarios:

  1. Un texto muy chulo, persa, aunque un poco triste. Se nota qué y a quiénes sueles leer, aunque por el momento no has metido ninguna guarrería a lo Murakami :P

    Si alguna vez escribes una novela, deberías titularla "Evasión y nostalgia".

    Un abrazo!

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  2. Por cierto, ¿vas a crear el blog aquel que me comentaste? Lo digo porque molaría muchísimo.

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